In memoriam
Prof. Dr. Florentino Sanguinetti (1932-2025)
In memoriam
Prof. Dr. Alfredo E. Buzzi
El 3 de marzo pasado falleció el Prof. Dr. Florentino Sanguinetti, pocas horas antes de cumplir 93 años, en "Santa Rosa", su casa de Unquillo, Provincia de Córdoba. Fue a pasar unas vacaciones con su esposa Solange y los sorprendió la pandemia de COVID-19. Allí se quedaron.
Había nacido el 4 de marzo de 1932. Estudio en el Colegio Nacional Buenos Aires, del que egresó en 1949. Enseguida aparecieron en Florentino lo que él llamaba “mis dos vocaciones”: la medicina y el arte.
A lo largo de la historia, siempre han existido personas con talentos o vocaciones que exceden a una única rama del saber. El humanismo del Renacimiento consideró al Homo Universalis como el ideal del hombre sabio, versado en todas las disciplinas del conocimiento humano, con Leonardo Da Vinci como ejemplo paradigmático.
Pero en la actualidad, nuestra cultura tecnificada y hiperespecializada mira con recelo a quienes buscan expandir sus saberes más allá de los límites establecidos. Arte y ciencia aparecen como disciplinas separadas por un abismo que no es conveniente cruzar, y la educación reduccionista que recibimos desde niños tiende a categorizar con rigidez nuestras inquietudes más tempranas, con el alto costo que esto tiene para la creatividad y el desarrollo individual de la persona.
Pero existen profesionales que rechazan esta visión exclusivamente positivista y materialista de la medicina, y consideran que el verdadero médico no es únicamente aquel que domina los aspectos técnicos y científicos de su profesión sino quien, además, se nutre de alguna de las disciplinas que permiten conocer mejor al alma humana: el arte, las humanidades, y la religión.
Florentino era de esta estirpe. Era un hombre Renacentista. Hablaba con orgullo de sus dos vocaciones y supo desarrollarlas plenamente a lo largo de su vida, a pesar de que en ocasiones le generaban cierta incomodidad. En una entrevista de 2015 dijo: “A mí me ha conflictuado mucho esta doble vocación porque no la busqué, se produjo. En primer lugar, tuve que elaborar yo mismo las razones y los mecanismos que me llevaron a esto. En segundo lugar, he tratado siempre de separar e inclusive ocultar mis actividades artísticas en el ámbito médico. Por ejemplo, habiendo dirigido por 11 años el Hospital de Clínicas -y a pesar de muchos pedidos de mis colegas- nunca hice una exposición con mis cuadros allí. Con mis pacientes tampoco suelo hablar de mis problemas artísticos, muchos de ellos ni siquiera saben que soy pintor. Pienso que quizás eso puede resultarles confuso. Hay muchos prejuicios, sobre todo en el ambiente científico y universitario; para mí la pintura no es un hobby, es una profesión paralela, y esto es algo que puede resultar difícil de entender en ciertos círculos médicos.”
La obra de Florentino producto de sus dos vocaciones es magnífica.
Como médico se inclinó a la cirugía, dedicándose a la patología mamaria. Operó hasta 2013, y atendió su consultorio hasta 2019. Fue Profesor Consulto de Cirugía de la UBA, director de la Revista Argentina de Cirugía, y presidente del Colegio Argentino de Cirujanos. Durante más de 30 años estuvo a cargo del Departamento de Cirugía Experimental del Hospital de Clínicas. En 1974 fundó el Centro de Patología Mamaria de LALCEC. Fue autor de numerosos trabajos científicos y varios libros dedicados a la cirugía, a la historia de la medicina (se destaca su “Historia del Hospital de Clínicas”, junto con el Prof. Dr. Federico Pérgola), de humanismo médico y de bioética. Creó el Museo del Hospital de Clínicas. Durante su rescate histórico, encontró en el subsuelo del viejo Hospital de clínicas (ubicado donde ahora está la Plaza Houssay) una película que muestra dos operaciones realizadas por el eminente cirujano argentino Alejandro Posadas en el Hospital de Clínicas en 1899, filmada por Eugenio Py, un pionero del cine en Argentina. Esta es considerada la primera filmación de un acto quirúrgico en el mundo.
Dirigió el Hospital de Clínicas durante 11 años. Introdujo muchas mejoras en la organización del funcionamiento del Hospital. En 1994 le tocó organizar la asistencia de cientos de los heridos en el atentado de la AMIA. Su liderazgo fue fundamental no solo en la atención de los heridos sino también en la contención de sus familiares. Por su desempeño eficaz y humanitario recibió innumerables homenajes. Hay muchas placas de agradecimiento en el salón de entrada de la calle Paraguay que lo atestiguan. Fue invitado a colocar la piedra fundamental del nuevo edificio de la Mutual.
Florentino no era un médico que pintaba. Para Florentino pintar nunca fue un pasatiempo. Era una profesión, que nació de una vocación, igual que su otra profesión, la de ser médico. Florentino era un pintor profesional. Pintaba sin prejuicios, tanto temas abstractos como figurativos. Se jactaba de no haber cultivado un estilo único. Toda la precisión que requería su actividad quirúrgica desaparecía en sus obras artísticas, a las que le gustaba agregar un poco de confusión y desorden, de imprecisión. Incluso, llegó a incluir metales en sus cuadros. Son obras expresivas, llenas de ambigüedades, de movimiento y de musicalidad. Expuso sus pinturas en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires en 1995, y en galerías y museos de Múnich, Bonn y París, entre otras ciudades. Realizó la última exposición de sus obras en el Museo de Arte Contemporáneo de Unquillo, del que fue cofundador. Su obra está reunida en un libro monográfico de la editorial Más Sustancia. Nunca vendió sus obras (más de 400). Ha regalado algunas, a museos y amigos. Una de ellas cuelga en el living de mi casa.
Pintaba desde niño. Siendo estudiante de medicina obtuvo la beca de la Fundación Alexander von Humboldt, y viajó a Múnich. Durante el día asistía al Instituto de Patología, donde asistía a las clases del gran cirujano alemán Friedrich Zenker (quien, además, era un eximio violinista) y por la tarde a la Academia de Bellas Artes de Múnich, donde estudiaron Paul Klee y Vasili Kandinsky. Fue presidente de la Institución Cultural Argentino Germana. El presidente de Alemania Federal le otorgó la Orden del Mérito en reconocimiento a su labor de intercambio cultural entre Argentina y Alemania, a la que consideraba su segunda patria.
Desde lo artístico dictó cursos, conferencias y fue crítico de arte de Radio Nacional. En el Museo Nacional de Bellas Artes también realizó audiovisuales sobre Klee, Picasso, Alemania Gótica y Alemania Barroca. Fue autor de ensayos sobre artes plásticas y publicó trabajos en las revistas Lyra y Ars. Ejecutó el mural vitraux del Banco de Londres.
Florentino pensaba que el arte puede nutrir a la práctica médica: “El arte, en cualquiera de sus formas, es la mayor expresión del alma humana y permite conocer mejor al ser humano. Es decir, todo lo que nos emociona en la literatura, en la música, y en las artes en general tiene que ver con la esencia más preciosa del ser humano, y en ese sentido el médico puede desarrollar cierta sensibilidad que le permita aproximarse más y mejor al paciente, a la persona.”
Fue premiado en todas sus facetas: por la Academia Europea de Artes y Ciencias, la Academia Nacional de Medicina, y la Academia Argentina de Ética en Medicina.
Florentino era una persona noble, cálida y sencilla. Cortés en el trato, siempre estaba dispuesto al diálogo de igual a igual (que en muchas ocasiones pude disfrutar) que facilitaba con su elocuencia. Era un verdadero intelectual, con un profundo conocimiento del mundo. Hombre bueno y generoso, admiraba a sus maestros y hablaba de ellos con profundo respeto y veneración. Siempre estaba comprometido con la verdad y la honestidad. Era un buen amigo, se ocupaba de sus afectos. Los encuentros en su casa de Palermo eran un deleite de sabores y conversaciones. Somos muy afortunados de haberlo tenido en nuestras vidas. Su sabia presencia siempre estará entre nosotros.
Se relacionó activamente con la Asociación Médica Argentina (AMA) desde sus dos vocaciones. Participó de innumerables actividades médica relacionadas con la cirugía, la mastología, la ética y el humanismo. Y también como artista: presentó dos muestras de su obra en el Salón de las Artes de la AMA, con la curaduría de la Mg. Micaela Patania, que tanto lo admirada y quería. La primera fue en 2018. La segunda de ellas, en 2022, fue titulada por la curadora como Trascendere, ya que la muestra proponía reflexionar sobre la transcendencia de una persona como Florentino Sanguinetti a través de su ejemplo como médico, como artista y como persona.
Por su etimología latina “trascender” significa “pasar de una cosa a la otra”, es decir, algo que se extiende más allá, produciendo consecuencias. Trascender produce efectos: cambiar la vida de muchos. Eso hizo Florentino en cada uno de sus pacientes, en su labor como director del Hospital de Clínicas, y como artista. Contemplar su obra nos cambia. Florentino ha encontrado su destino en el testimonio ético y estético. Su legado trasciende generaciones, y su dedicación, pasión y sabiduría vivirán por siempre en nosotros.